viernes, 16 de marzo de 2018

BAJO LA LLUVIA...



Un día tú yo planeamos un encuentro.
Llovía a chuzos mientras hablábamos por teléfono.
Tú, fumabas un cigarrillo en la terraza, a cubierto del agua y de la gente. 

Yo, miraba por la ventana, esperando que las nubes hicieran un descanso.

Sería un encontronazo improvisado,
fortuito..., insospechado.
Sucedería como si nunca lo hubiéramos pensado.

Nos haríamos los sorprendidos al encontrarnos, y así, entre el bullicio de la gente, nos saludaríamos con un beso inocente. Uno de esos besos que se mueren por ser algo más. Nuestras manos y nuestras caras tropezarían torpemente.

Escampó por fin y salió el sol de septiembre, y tú y yo estábamos allí, de pronto, sonriéndonos frente a frente.
Yo, intentando no mirarte más de la cuenta, tú, observándome por debajo de cuerda.

No podía haber más gente alrededor, gente que iba y venía, subía y bajaba la calle y el café duró un segundo infinito, en aquella cita insospechada.

Por la noche me desvelé recordando tu sonrisa, esa que me conquistó hace mucho con solo imaginarla. Con tu risa, que me atrapó desde el principio. Con el sonido de tu voz, tan dulce... Y me dormí por fin, con la sensación de haber estado contigo una vez más, también en está vida, como en otras anteriores.


Mariajosé E. M.

Imagen de la red.

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