martes, 20 de noviembre de 2018

¿A DÓNDE VAS PEREGRINO?...



Esta foto y una pregunta que me han hecho, me ha recordado algo que nos pasó hace poco más de dos semanas a mis amigas y a mí.
Salimos a los ensayos de baile, para una coreografía que estamos preparando para una marcha solidaria y demás. 
La tarde no podía estar más fría, lluviosa y desagradable. 
Pasando por una de las calles en el coche, adelantamos a un ciclista con unas pintas muy raras; una me
zcla entre peregrino y vagabundo. Comentamos si sería alguien de algún pueblo cercano, o algún malincuente fugado, con nuestro cachondeito de costumbre reímos un rato.
Llegamos al bar cercano al gimnasio y nos pedimos un café y unos chupitos, para celebrar el día de mi amiga Tere y nos salimos a la puerta mientras terminábamos, para contemplar la lluvia y echar un poco de humo. Al momento apareció otra vez con su bici aquel hombre.
Llevaba un chubasquero amarillo fosforito, un maillot negro, un casco, y traía los calcetines y las zapatillas completamente empapados y embarrados. Se quitó el casco y nos saludó.

- Hola. El albergue está cerrado.

Y ahí, tras el saludo, empezó nuestro interrogatorio.

- Mala tarde para andar de ciclista amigo.

(Tengo unas amigas muy enrollás, lo reconozco.)

-¿Y de dónde vienes?

Su acento no era español ni de lejos.

- De Mérida.

- Uff... Muy lejos para venir en bici hasta aquí.

(Mérida está a poco más de una hora de mi pueblo)

- Pero tú no eres español, ¿verdad amigo?

El pobre hombre hablaba mientras se quitaba las zapatillas y los calcetines. Abrió una de las mochilas y sacó un par de chanclas de las de meter los dedos y se las puso.

- Solución - dijo sonriendo. - Yo soy inglés.

- Ahhh, vale, inglés. ¿Y de qué parte de Inglaterra?

- De Londres.

- Mi hermana vive allí.

- Vengo desde allí en bici.

- Cruzaste el túnel.

- Sí. Francia y España. Camino de Santiago y después a Mérida.

- Eres un peregrino entonces.

Aunque hablaba bastante bien español, le costaba entendernos. Es normal, en mi pueblo hablamos un dialecto del español que además de comernos letras y tener frases hechas poco usuales, hablamos bastante rapidito.

- Voy a Córdoba..., busco sol. Pero no puedo seguir así (señalaba el cielo), necesito descansar y mañana seguir.

- El albergue no está abierto nada más que en verano o vacaciones, pero hay una casa rural y el dueño es el de este bar. Entra y le preguntas si tiene alguna habitación.
Antes de que entrara al bar, una de mis amigas, le dio su chupito diciéndole - Bebe un poco que entres en calor.

- ¿Qué es?

- Alcohol, pa que te calientes.

No quería, pero lo probó. Mi amiga le dijo que se lo quedara todo, pero no quiso más.
Al entrar en el bar lo miraron como un bicho raro. Y el dueño le dijo que no había habitaciones.
Era joven, unos treinta, quizá unos cuantos más. Tenía barbas y una media melena rizada, con alguna cana muy salteada y una cara simpática, con una gotita de agua colgando de vez en cuando de su nariz, por estar totalmente empapado tras kilómetros de bici bajo la lluvia.
Se llama George y estuvimos intentando buscarle alojamiento, pero no lo conseguimos. Nadie quiso. ¿Miedo, desconfianza? Quizá una mezcla.
Mi amiga pensaba como yo, que no le hubiera importado, en parte, que se quedara en casa.

Pero... a veces, aunque te dejes llevar por el 'haz el bien y no mires a quien', después en frío, te asalta lo de 'no hay mal que por bien no venga' ...¿O era al revés?


(María José)

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