Un verano invencible y eterno, profundo, entre el calor de mis venas y las llamas de un "te quiero", que a diario calentaba las ausencias y se recreaba en los reencuentros premeditados.
Un fuego fatuo, que ardía en la lejanía, con la esperanza de un corazón en carne viva, que se desvive por alcanzar tus besos.
- ¿Dónde estás?
- Siempre en ti...
- ¿Dónde habito?
- Eternamente en mi.
Airam E. M.
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