La mejor idea se vuelve insignificante, todo es poco, todo es mínimo.
No hay suficientes palabras, no basta con el mejor pensamiento, con el sentimiento más profundo.
Rebusco en mis archivos; el mundo es poco, el infinito no es suficiente, los límites nunca están señalados.
Resulta que me pierdo en mi propio mar de dudas y me ahogo entre mis lágrimas intentando entenderte y entenderme... y no lo logro.
El cielo se cubre de nubarrones negros y llueve a mares, por ti y por mi.
Enero va llegando a su fin. ¡Que se vaya y se lleve mis congojas!
El frío de fuera me hiela hasta el alma y me hiere no encontrar el camino que nos sirva de puente.
Te observo distante, que no distinta... y te quiero como siempre y como nunca, más yo que de costumbre.
Me elevo y te busco desde arriba, desde donde nadie alcanza a ver, desde donde tan solo yo puedo encontrarte y me estremezco cuando por fin te tengo.
No dejará de llover por ahora. Las lágrimas de las nubes limpiarán las caras de los llorones y se llevarán las penas, arrastrándolas arroyo abajo.
Mañana quiero que vuelvas a ser parte de mi aire, de mi oxígeno, de mi vida, como viene siendo desde que mi vida se quedó trabada a la tuya.
Mañana te esperaré si vienes como si no.
Airam E. M.
(Imagen de la red)