sábado, 5 de noviembre de 2016

REFLEXIONES SOBRE EL KARMA...



En ocasiones me paro a meditar sobre mis vidas pasadas, mis anteriores experiencias vitales, mis reencarnaciones superadas. Me concentro, me centro y me esfuerzo sobre manera rebuscando en mi mente indicios certeros de mis otros yo, perdidos, abstractos, vagabundos, deambulando en otros planos astrales, temporales... o a temporales.

¡Qué pasada! No me acuerdo de nada en absoluto. 
Intento recordar quien fui, a qué me dedicaba, cuales eran mis gustos, o entender si creo reconocer a algún compañero de vidas pasadas en esta de ahora. 

A lo mejor es necesario recurrir a otras artes y no vale solo con esta meditación simple mía. Quizá una sesión de hipnosis, de manos de un buen profesional en la materia, uno que esté graduado o licenciado estas artes, porque no es aconsejable ponerse en manos de cualquier desaprensivo para tales menesteres. 


Lo que no tengo claro es si ir sola o acompañada. Una nunca sabe. Todo tiene su parte buena y por otro lado la no tan buena, tanto si vas sola como si no.
Porque a ver, como sé yo a dónde voy a ir a parar con mi regresión y qué fue lo que pudiera haber hecho en aquellas otras vidas. ¿Y si digo algo incoherente? Si resulta que fui una asesina en serie, o una espía rusa... 


Aunque pensándolo bien, si hablo ruso, no me va a
 entender ni el que me hipnotiza y si no me entiende no me podrá explicar después.

Porque claro, lo de reencarnarse no entiende de geografías, igual te toca la próxima vida en Hong kong, o en Rwanda y la cosa se complica aún más. 

Pero de esto, los que de verdad entienden, son los expertos en karma, que se ve que serán los que más veces han experimentado en estas lides y saben a ciencia cierta cuando hay que pagar o devolver, como en la declaración de la Renta, no en dineros, no, en acciones, pero tampoco de las de la bolsa. 


Airam E. M.

(Imagen de la red)

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