¿Cómo te lo explicaría yo?
Cuesta contarlo...
No había nada,
aunque a veces,
todo giraba en torno a él.
Le daba luz a mis momentos de bajón,
sin embargo,
tenía la habilidad de echar abajo los de subida,
así, por capricho.
Me hacía dudar
hasta de mis propios sentimientos
y me sumía en una espiral de desencanto.
Yo nada le exigí,
no lo necesitaba,
tan solo me gustaba contar con él,
saber que existía
y que formaba parte de mi mundo.
Sin saber cómo ni porque,
aquel oasis de mi desierto se fue secando.
El sol que tanto lo calentaba,
fue evaporando su agua sorbo a sorbo,
hasta que solo quedó la arena,
movida de un lado a otro por el viento.
De vez en cuando,
ese mismo viento,
vuelve y me susurra al oído
una de sus canciones de siempre
y mi cuerpo tiembla
como una hoja en el árbol.
De todas formas,
el bucle se ha roto,
y yo no tengo prisa,
porque no voy a ningún sitio.
(María José)
No hay comentarios:
Publicar un comentario